Cuando Jim Carrey se quitó la máscara (y cómo tú también deberías hacerlo)
Ser tú mismo también es una forma de rebeldía.
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No hay éxito que compense vivir una vida en la que no te reconoces.
Puedes estar teniendo excelentes resultados… y, sin embargo, sentir un gran vacío por dentro.
Bien…
Hoy quiero contarte la historia de un actor que todos hemos visto en la pantalla, casi siempre haciendo reír… pero que vivía una silenciosa batalla interna.
Su historia no tiene que ver con la fama ni el cine.
Va sobre algo que tú y yo también sentimos:
El miedo a no ser aceptado si mostramos quiénes somos de verdad.
Prepárate, porque esta historia te puede hacer reflexionar profundamente.
El contenido de hoy:
💡 Ideas y reflexiones para vivir una buena vida. Cuando Jim Carrey se quitó la máscara (y cómo tú también deberías hacerlo)
🗓️ ¿Qué tenemos para la próxima semana? El contenido que recibirás esta semana
✈️ Lugar de la semana. El taller secreto de un héroe invisible.
Que empiece la sesión…
🎤 El discurso que nadie esperaba
En 2014, Jim Carrey fue invitado a dar un discurso en la ceremonia de graduación de la Maharishi University.
Muchos esperaban bromas, personajes, muecas.
Pero lo que dijo fue algo diferente, algo tan valiente… que sorprendió a todos.
Contó que su padre, Percy Carrey, era un hombre con un talento enorme para la comedia.
Pero no se atrevió a dedicarse a ello.
Eligió “lo seguro”: un trabajo como contable que odiaba, pero que parecía estable.
Años después… lo despidieron.
Y entonces Jim soltó una frase que pasó a la posteridad:
Aprendí que puedes fracasar en lo que no amas… así que más vale que te arriesgues en lo que sí amas.
Vivir para agradar… es agotador
Durante años, Carrey fue el payaso de la función.
Hacía reír, sí.
Pero también se escondía detrás de una máscara.
Él mismo ha contado en diferentes entrevistas que esa faceta de “hacer reír a todos” nació como una forma de obtener afecto, aprobación y pertenencia, especialmente desde joven, cuando su familia vivía momentos muy duros.
Hasta que un día se hartó.
Empezó a decir no.
A mostrar su parte más seria, más filosófica, más introspectiva.
Y muchos no lo entendieron.
Pero él ya había tomado la decisión más importante de su vida:
Dejar de actuar fuera del escenario.
Reconocer que estás viviendo para agradar no es cómodo… pero es un acto de sinceridad.
A partir de ahí, empieza el trabajo de eliminar aquello que ya no encaja contigo y recuperar tu forma de estar en el mundo.
No se trata de convertirte en alguien radicalmente distinto, sino en alguien más fiel a lo que sientes y piensas de verdad.
Aquí te comparto algunas claves que a mí me han ayudado, y que quizá también te sirvan a ti, para empezar a dejar atrás ese papel que ya no necesitas interpretar.
4 claves para dejar de vivir para agradar (y empezar a vivir en paz)
1️⃣ Reconoce qué parte de ti estás usando para caer bien
Muchas veces no mostramos lo que realmente sentimos o pensamos porque tememos no ser aceptados.
Nos volvemos expertos en adaptar el personaje al público.
Ocultamos partes sde nosotros mismos por miedo a decepcionar.
Bronnie Ware, en su libro Los cinco mandamientos para tener una vida plena: ¿De qué no deberías arrepentirte nunca?, cuenta que uno de los arrepentimientos más comunes en las personas que han llegado al final de sus vidas es este…
Ojalá hubiera tenido el coraje de vivir una vida fiel a mí mismo, no la vida que otros esperaban de mí.
Eso empieza reconociendo cuándo estás viviendo más desde la expectativa… que desde la autenticidad.
El primer paso para dejar de fingir es darte cuenta de que lo estás haciendo.
2️⃣ Entiende que el precio de gustar a todos es no gustarte a ti mismo
Agradar constantemente tiene un coste invisible: la desconexión contigo mismo.
Ser “buena persona”, evitar conflictos, estar disponible para todos… puede sonar noble, pero muchas veces es una estrategia inconsciente para sentirte valioso.
Y eso te aleja de lo que realmente necesitas.
Nathaniel Branden, en Los seis pilares de la autoestima, escribe:
No podemos tener una autoestima sana si sacrificamos nuestra autenticidad en nombre de la aprobación.
Cada vez que priorizas la aceptación externa por encima de tu verdad interna, algo en ti se resiente.
3️⃣ Empieza por pequeños actos de autenticidad
La autenticidad no se logra en un acto heroico. Se cultiva en gestos cotidianos.
Decir lo que realmente piensas en una conversación.
Expresar una opinión impopular con respeto.
Reconocer algo que no sabes o que aún no has logrado.
Brené Brown, en El poder de la vulnerabilidad, lo explica así:
La autenticidad es la práctica diaria de dejar ir quién creemos que deberíamos ser y abrazar quiénes somos.
No se trata de “ser radical”.
Se trata de dejar de ocultarte.
Cuando te muestras tal como eres, quizá no gustes a todos. Pero empezarás a gustarte tú.
4️⃣ Recuerda que la gente respeta más al que se muestra tal cual es
Tememos que, si somos nosotros mismos, perderemos el respeto o la admiración.
Pero suele ocurrir lo contrario.
Mark Manson, en El sutil arte de que (casi todo) te importe una mierda, lo dice así:
Cuando decides ser tú mismo, sin filtros ni excusas, puedes perder algunas cosas. Pero lo que ganas es mucho más valioso: libertad.
Las personas que admiramos no lo son por ser perfectas.
Lo son por atreverse a mostrarse reales.
Mostrarte tal como eres no solo te libera. Inspira a otros a hacer lo mismo.
✍️ 3 frases para recordar
Puedes fracasar en lo que no amas, así que más vale que te arriesgues en lo que sí amas.
Mostrarte tal como eres es incómodo. Fingir que no pasa nada, desgasta mucho más.
No viniste aquí a encajar. Viniste a expresarte.
¿Y tú, a quién estás intentando agradar todavía?
Ser uno mismo parece fácil, pero es uno de los mayores actos de valentía que existen.
Porque mostrarte tal como eres no solo te expone: también te libera.
Dejas de correr detrás de la aprobación.
Dejas de esforzarte por encajar donde ya no cabes.
Y empiezas, por fin, a construir una vida en la que puedas respirar… sin disfraz.
A veces, la transformación personal no empieza con un plan.
Empieza con una simple decisión: A partir de ahora, voy a dejar de fingir.
Porque no se trata de gustar a todos.
Se trata de vivir a gusto contigo.
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No por cuánto ganas.
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Hablaremos de foco, disciplina y ese trabajo personal que nunca sale en redes sociales… pero te cambia por dentro.
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¡Hasta la semana que viene! 👋
Como siempre me ha encantado el post, la verdad. El camino de quitarse la máscara y de las prioridades van avanzando, pero es bastante desgracia saber que un trabajo por necesidad me separa de mi idea de vida
Buenas tardes, Emilio, este artículo tuyo ha salido hoy en el Diario de Substack, por si te interesa saberlo (si, ya se, no es el primero, sales bastante...):
https://columnas.substack.com/p/es-necesario-escribir-notas-en-substack