Vamos a iniciar el proceso que te permitirá sentar las bases para crear tu propia estrategia de marca personal.
Pero, antes de empezar, quiero definir correctamente el concepto de estrategia.
¿Qué significado tiene la palabra estrategia?
Una estrategia es un plan sobre cómo quieres que sea tu futuro. No hay más. Así de simple.
Si no sabes qué quieres conseguir con tu profesión, ni por qué haces lo que haces, ni cómo ayudas a otras personas a mejorar sus vidas (lo que en marketing se denomina, una propuesta de valor) no tienes una estrategia.
Y si no tienes una estrategia estarás a expensas de los deseos y vaivenes de los demás. Otras personas, con más claridad y enfoque que tú, ocuparán tu tiempo y decidirán por ti.
Por tanto, para tomar el control de tu vida debes empezar a trazar tu propio rumbo, definir tus prioridades y desarrollar tu modelo profesional creando, para ello, tu propio sistema.
Nadie sabe con exactitud lo que pasará en el futuro, las cosas nunca suceden como las planeamos, pero tener un plan de acción te aportará foco y es toda una declaración de intereses.
Además, debes saber que la atención y el enfoque te van a garantizar resultados.
Puede que no sean los que tú exactamente habías planeado.
Pero, ten por seguro que, en la mayoría de las ocasiones, te surgirán oportunidades, ideas y opciones que no tenías previstas y que te llevarán a otro nivel.
Y es entonces, en esos momentos, cuando sucede la magia de tomar decisiones y pasar a la acción intencionalmente.
Por eso, no importa tanto la idea inicial sobre la que vas a desarrollar tu estrategia, sino comenzar el camino, empezar a dar tus primeros pasos, estar atento a las circunstancias y ser flexible para tomar las mejores decisiones en cada momento.
Resumiendo…
Una estrategia es simplemente un conjunto de elecciones que haces para enfocar tus recursos más valiosos, como son el tiempo, dinero, energía y esfuerzo, en la consecución de un resultado específico.
Todos los anteriores son recursos limitados, por lo que tendrás que elegir entre hacer unas cosas u otras.
Es lo que llamamos tomar decisiones estratégicas.
Y en cada una de estas decisiones debes tener en cuenta dos conceptos clave: dirección y sentido.
En primer lugar, tener una dirección requiere moverse hacia un objetivo, seguir un camino, saber hacia dónde vas, qué y quién dirige tu vida, cuáles son tus valores.
Por otro lado, el sentido da respuesta a una pregunta:
¿Por qué haces lo que haces?
Pues bien, alcanzar el éxito con tu estrategia profesional requiere de tener absoluta claridad respecto a ambos conceptos: dirección y sentido.
Tu estrategia consiste, por lo tanto, en trazar un plan.
Necesitas un plan.
Tu principal objetivo al trazar este plan consiste en conocerte mejor.
Es decir, saber cuáles son tus conocimientos, habilidades, valores e intereses personales.
Y todo ello, lo irás descubriendo a lo largo de este curso.
Conocerte mejor te ayudará a identificar qué actividades quieres hacer, qué quieres lograr con tu profesión y qué habilidades o competencias profesionales debes mejorar para lograr el éxito.
Ahora, veamos las 5 partes que componen tu plan estratégico.
Diseñar un plan no consiste en hacer un esfuerzo inútil para crear un gran documento que, una vez hecho, lo guardas en un cajón para no volver a consultarlo nunca más.
No. Nada de eso.
Se trata de crear un documento vivo, que te sirva de brújula y que, al mismo tiempo que vas avanzado, lo vayas completando o modificando e introduciendo los cambios que sean necesarios.
Para ello debes completar los 5 apartados que lo componen, que son los siguientes:
#1. Visión
Que dará respuesta a la pregunta: ¿En quién te quieres convertir?
Vas a describir de forma clara y concisa la imagen ideal que tienes de ti en el futuro.
Dónde te ves en unos años, qué aspiras lograr.
Una visión bien definida debe estar llena de pasión.
Algunos consejos que debes tener en cuenta para redactar tu enunciado de misión son estos:
Debe ser idealista: que se ocupe del futuro de un modo atractivo, de lo que “puede llegar a ser”, más que de cifras y datos.
Debe emocionarte al pensar en ella
Debe transmitir tu pasión y entusiasmo para hacerla realidad.
Debe ser flexible. Adaptándose a medida que tus necesidades o circunstancias vayan cambiando.
Te pongo mi propio ejemplo:
Quiero convertirme en una autoridad en el sector del coaching y el desarrollo personal, creando mi propio negocio digital donde ofrecer recursos, herramientas, consultoría, cursos y formación para inspirar y ayudar a profesionales, directivos y emprendedores a mejorar sus vidas y sus negocios. Los temas sobre los que me enfocaré son coaching, desarrollo personal, marketing, liderazgo, estrategia profesional y desarrollo de habilidades personales.